Cuando el Tour descubrió La Montaña
Por David Suárez, Arueda.com | |
viernes, 23 de octubre de 2009 |
Alphonse Steinès fue el introductor de los primeros de la alta montaña en la historia del Tour de Francia. Aquello fue en 1910, por eso, cien años después, la edición del próximo año rendirá un más que justificado homenaje a aquella edición pionera.
"Ruta al Tourmalet magnífica, perfectamente abierta al tránsito y sin nieve". Este fue el fue el telegrama que el luxemburgués Alphonse Steinès envió a París tras reconocer en junio de 1910 los pasos de montaña de los Pirineos que quería introducir en el Tour de Francia que se había de disputar ese año. Pero el telegrama de Steinès, reportero intrépido y bajito y lo más parecido a lo que ahora entenderíamos como un director de carrera, era demasiado optimista...
Hasta 1910, el Tour nunca había pasado por los Pirineos ni por los Alpes. Las razones eran obvias para una época en la que las carreteras de las regiones montañosas no eran dignas de tal nombre y en la que las leyendas aún protegían a la naturaleza y a los habitantes de aquellas aisladas regiones. En realidad, el Tour ya tuvo su primera toma de contacto con los pasos montañosos en 1905. Aquel año se pasaron tres puertos por los Vosgos, entre los cuales destacaba el Ballon de Alsacia. Aquel Tour supuso una notable vuelta de tuerca en el esfuerzo que se pedía a los participantes: pasaron de cinco a once etapas para completar casi tres kilómetros.
Más difícil todavía
Pero en aquellos años (quizás igual que en los actuales) los responsables del Tour necesitaban adornar la carrera con más alicientes. En 1909, ganó el Tour de manera apabullante François Faber. Llamado "El Gigante de Colombes", Faber dominó la competición de principio a fin desde sus 1,79m de altura y 89kg. "Hay que pensar en algo más", dijo entonces Alphonse Steinès.
Más difícil todavía
Pero en aquellos años (quizás igual que en los actuales) los responsables del Tour necesitaban adornar la carrera con más alicientes. En 1909, ganó el Tour de manera apabullante François Faber. Llamado "El Gigante de Colombes", Faber dominó la competición de principio a fin desde sus 1,79m de altura y 89kg. "Hay que pensar en algo más", dijo entonces Alphonse Steinès.
La inspiración para ese "plus" le llegó a Steinès mirando al sur, a la cordillera de los Pirineos, una cadena montañosa que por aquel entonces era tierra remota de montaraces y osos pardos. Para aquel Tour había programado un recorrido colosal de 15 etapas y más de 4.700km. Las etapas claves eran las novena y la décima entre Perpiñán y Luchon y entre Luchon y Bayona respectivamente. Precisamente esta ruta, y el inexplorado paso del Tourmalet a más de dos mil metros de altitud, suponían el gran desafío al que se enfrentaba Steinès cuando en junio de 1910 viajó a la zona para certificar que el paso por la gran montaña pirenaica era viable.
La empinada carretera de "El mal rodeo"
Desde Sant Marie de Campan, Steinès y su chófer inician la exploración de la pista que sube por el Tourmalet ("El mal rodeo") en automóvil. A unos cuatro kilómetros para la cima, la nieve acumulada en el trayecto es tal que el responsable del Tour decide seguir andando: "Sigó a pie, tú da la vuelta y me recoges al otro lado en unas cuatro horas", le dice a su acompañante.
Pero no serían cuatro sino ocho las horas que Steinès tardaría en franquear el Tourmalet y aparecer en el refugio de Baregès, donde ya se habían puesto en marcha varias partidas para buscarle. El explorador luxemburgués había llegado a las 3h de la madrugada y tiritando de frío. El intrépido reportero había pasado uno de los tragos más difíciles de su vida acosado en la cumbre por un grosor de seis metros de nieve que cubrían completamente el paso del puerto.
Fue al día siguiente cuando Alphonse Steinès envío a París el comunicado que relatábamos al principio y que pasaría a la histroria del Tour de Francia: "Ruta al Tourmalet magnífica, perfectamente abierta al tránsito y sin nieve"... intrépido y mentirosillo, sin duda, el tal Steinès. La suerte estaba echada y ya no había marcha atrás, la gran montaña formaría parte del recorrido de la "Grande Boucle".
Luchon-Bayona, 21 de julio de 1910
Lo que vino después ya lo deben conocer. La gran etapa del Tour de 1910 se inició el 21 de julio en Luchon para acabar en la cosata atlántica, en Bayona tras 320km. Fue Octave Lapize, dorsal 4, quien transitaría primero por el Tourmalet combinando la carrera a pie y el pedaleo. Y fue este mismo ciclista quien, unos kilómetros más adelante, tras coronar el Aubique gritaría a los organizadores su famoso: "¡Asesinos! No se puede pedir a unos hombres un esfuerzo así!". Lapize tardaría más de 14h en ganar aquella etapa en la que sólo diez de los 59 participantes llegaron dentro del control horario.
El propio Lapize se proclamaría ganador de ese Tour de 1910. Al año siguiente, y tras la "satisfactoria" experiencia de la organización, aquellos protociclistas deberían enfrentarse también a las montañas alpinas. El Tour de Francia forjaba su recorrido clásico, un recorrido forjado con el sudor y el esfuerzo de aquellos valientes participantes de principios de siglo.
2 comentarios:
Bonito artículo. Yo he subido el Tourmalet por las dos caras y es que se siente la leyenda que inunda esas carreteras.
El Altriman da miedo de verdad. Casi más que Embrun. A propósito, mucha suerte en el gran día. El domingo conocí a Alberto en Barco de Ávila que marcha contigo a la batalla. Saludos.
Muchas gracias Atlanta. Que casualidad. Poco a poco nos vamos conociendo muchos de los futuros embrunianos españoles.
Me encantaria más adelante poder subir el Tourmalet. Lo tengo pendiente.
Saludos
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